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viernes, 19 de abril de 2013

El mundo tiene fecha de caducidad.

Siempre le he tenido mucho miedo a vivir, a crecer, y a morir. Y a no vivir los momentos que hubiese querido vivir en su momento. 

Y parecemos idiotas siempre esperando a que pase algo que sea como nada. Y que no pase nada es imposible.

De pequeños quisimos crecer, y ahora solo queremos la inocencia de antes, la misma ilusión y los mismos ojos con los que ver la vida.

Últimamente pienso en sí, quizás, haya vivido ya el mejor momento de mi vida. Y créeme que la idea acojona. 

Siempre le he tenido miedo a no vivir como esperaba, y a soñar despierto. Siempre he tenido miedo a conducir, y a conducirme mal. Siempre le he tenido pánico al fin del mundo, y parece que es lo único que se acerca.

El mundo empieza a ser un funeral del que fue. Una pérdida esperada. Un avión sin rumbo que se estrella contra alguna nube negra y llega la tormenta.

Un mundo de locos que empieza a volverse loco. Un mundo que estaba cuerdo, y ahora está en la cuerda floja.

Ese mundo en el que la balanza de la justicia se rompe en desequilibrio por el dinero.

Respirar va a empezar a cobrarse. Y la felicidad ya no estará patrocinada por Coca-Cola.

Convertirán el aire en un producto que, de pronto, aparecerá en forma de acciones en la bolsa de Wall Street.

Y ya no habrá pause. No habrá ni una puta señal de ''STOP'' que consiga parar el hundimiento de la humanidad.

Llegará el día en el que el pueblo se levante, reclame lo suyo y destierre a los traidores.

No sé cómo cojones pueden seguir ondeando banderas sintiéndose orgullosos cuando el mundo tendría que estar de luto por perderse a sí mismo.

El mundo será como el Titanic: todos congelados o llorando por las pérdidas. Y los políticos nuestro iceberg. <<Salgan las damas y los niños primero>> No vaya a quedarse el mundo sin madres y sin futuro.

Los cuentos de hadas se convierten en pesadillas. Y las películas solo nos cuentan mentiras que nunca ocurren. Y nosotros seguimos viviendo. Y, alguna que otra vez toca a tu puerta la literatura para ofrecerte un seguro de vida o la música te reclama y otra vez te salva.

''Por lo menos aún nos queda la excusa del amor, y la duda de la muerte. Y esa intriga continua por encontrar ese puto motivo por el que seguir vivos y a la mierda con la autodestrucción.''

Y qué frágil se ha vuelto el mundo cuando el aire es más caro que la tierra. Y, aun así, somos fuertes porque aún nos quedan libertades por las que luchar. Y un mundo que salvar. Todavía tenemos que salvarnos.

Todavía tenemos que hacer que cuando la historia mire atrás vea que progresó gracias a nuestra lucha.

Y liberarnos de los ladrones por los que pagamos para que den la cara y solo saben pintarse de payasos.

Por el mundo. Por la vida. Por poder vivir. Y respirar. Por ti. Por mí. Por nuestros futuros hijos. Y por los hijos de nuestros hijos. Salvémonos de hundirnos en la mierda y no tengamos miedo a vivir, ni a crecer, ni a morir. Vivamos los momentos que queramos vivir. Sin restricciones. Y hagámosle sombra a todo lo demás.

Porque siempre nos quedará el Sol, y las nubes y, ¡joder!¡el mundo está que te cagas de bonito!