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domingo, 25 de enero de 2015

La quemadura del no-tacto.

Busco a tientas entre la oscuridad a tu plena luz tus manos que, aún inquietas, buscan cómo apagarme, cómo lograr bloquearme. No hay manera humana, bestial, ni inmortal de dejar de buscarte cuando me quedo a ciegas.
Te he dicho mil veces que nunca supe mirar a los ojos a nadie como a ti. En realidad no te lo he dicho, pero lo has visto. Creo que me quedaría en el suelo sentado junto a ti toda la noche cuando te cayeses. Y cuando te callaras, amaría el sonido del silencio que producen tus piernas cuando me enredan, tu cabeza cuando se apoya y el mundo dejando de existir.
Le hemos vencido pulsos tantas veces a la noche que ahora el día no aparece por aquí.
Busco a tientas entre la oscuridad y me quemo.

Son tus manos.

Han dejado de buscarme.