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martes, 27 de agosto de 2013

Razones.

He mentido muchas veces por muchas cosas. Pero por lo más bonito que he mentido ha sido por un beso. Tal vez por unos cuantos besos y tal vez he mentido más de una vez por tus labios. 

No sé...

Yo creo que creer que el amor es bonito es creer que el suicidio es bonito. Pero el suicidio interno, claro.

Y por eso me encanta tu caos. Y el desastre que me produce.

Yo soy de los que piensan que más vale una sonrisa triste que tres mil miradas bajas, aunque sean tus ojos verdes.

Ven a ser mis ojos verdes, aunque sean sólo 10 minutos.

Y a lo mejor te debo tres mil razones para que permanezcas aquí.

Pero tú me debes tres mil una para saber por qué yo sigo estando (sin ti).

Y a lo mejor se te hace extraño vernos juntos, 

pero te juro que es lo mejor que le ha pasado al mundo.

Y, quizás, se te hace raro mirarme y encontrar más razones para vivir que para no hacerlo. Más razones para quedarte que para decir 'adiós'.

Más razones, ya sabes. Que razones tengo demasiadas por las que quererte y tú demasiadas para olvidarme.


miércoles, 21 de agosto de 2013

Perdona, perdona y vuélveme a perdonar.

Perdona, hacía tiempo que alguien no manipulaba la comisura de mis labios y formaba estas curvas.

Perdona, porque te he visto beber cerveza sin pedir permiso y luego pedirle perdón al mundo por haber creído tantas veces en el amor.

Perdona, porque te he visto afinar las cuerdas de la guitarra y tocar el do sostenido que me hacía suicidarme en las curvas de tu guitarra (y luego en las curvas de tu cuerpo).

Perdona, porque he visto en tus ojos más motivos por los que seguir vivo que en lo que le resta al mundo.

Perdona, porque he tenido tantas veces tantas ganas de follarte que ya no sé si quería hacerte el amor o la guerra.

Perdona, por todas nuestras guerras frías aun sabiendo que no había vencedor, porque ya me tenías ganado.

Perdona, por escribirte demasiado y por escribirte demasiado poco. Por escucharte en todas las canciones, menos de las que hablaban de olvidarte.

Perdona, por no haber sabido perderte, ni perderme, ni perderte sin perderme. Y perdona por todos los ''para siempre'', pero es que sin ti no es imposible.

Perdona, por no haber amanecido siempre a tu lado, o por haberme perdido el amanecer de tus pupilas o por no habernos fumados el cigarro de después de la poesía (o del polvo).

Perdona, por ser tan imbécil a veces de creernos indestructibles cuando éramos tan efímeros y tan inmortales como un poema.

Perdona, por que no me gustara ''Los pilares de la Tierra'', pero no entiendo cómo más de mil páginas pueden hablar de la construcción de una catedral católica y no de una catedral de la religión de verte tomar el primer café por la mañana o de cuando te retuerces entre las sábanas al despertar aún sin ser consciente de que ese día te va a pasar algo especial.

Perdona, porque ''Los pilares de la Tierra'' son una mierda en comparación con ser el pilar de tu Tierra.

Y, perdona, porque podría escribirte más de mil páginas sobre ''los pilares de mi Tierra'' y me pasaría más de mil páginas hablando de tu puta sonrisa.