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viernes, 21 de agosto de 2015

La oscuridad.

Fuerzas que se escapan por los ojos y cuatro paredes que sostienen lo insostenible en un cielo que sigue haciendo pasar las nubes, un sol que sigue saliendo y escondiéndose. Fumo un cigarro mientras intento sostener lo que nadie más sostiene. Ante la inmensidad de lo diminuto se sobrepone lo diminuto de lo inmenso. Lo efímero se vuelve eterno esperándote. Aquí no hay por lo que sonreír. Son sólo excusas injustificadas para provocar pseudofelicidad que trastorna, que degenera en la depresión grotesca de la vida.
Si alguien se muere, no se va a parar el mundo, por muy importante que seas. Dios no escucha. Dios no madruga. Dios no ayuda. Dios no hace milagros. Dios no se apiada. Dios no existe. El arte no existe. El arte es circo.  El circo somos todos nosotros forzándonos a reír bajo una carpa que no nos deja ver la luz del Sol. El pan es sacrificio. Y el sacrificio es renunciar al circo. Renunciar al circo es no sonreír, aunque sea falsamente. No sonreír es no tener circo, pero pan. Renunciar a sonreír o a comer. 
Renunciar al pan o al circo.

Bebo, fumo, follo y, a veces, me drogo y dejo todo eso para otro momento.

lunes, 10 de agosto de 2015

Madrid tiene el cielo más bonito del mundo.

Es de noche.

Te echo de menos y hace exactamente siete horas y veintiséis minutos que no te veo ahora que estoy escribiendo esto. Ahora un minuto más porque me ha costado escribirlo. Son las 2:17 y qué hago. Estoy en una habitación pequeña en un sitio cualquiera de Madrid fumándome un cigarro e intentando conciliar el sueño que se me ha quitado después de las horas de viaje.
Cuando estaba en el coche, y veía el paisaje pasar, sucederse, en alguno de esos momentos efímeros he escrito en Twitter: ''si mi yo del pasado me conociese ahora, me diría que estoy loco''. 

Ha sido justo después de la parada para fumar. Estaba solo, en alguna gasolinera recóndita de Burgos donde solo había oscuridad y camiones parados y he pensado: ''¡Joder, Juanpe!, ¿qué coño haces aquí un lunes a las diez de la noche? Te has pegado casi diez horas de viaje en menos de tres días.''
La respuesta la sabía antes de formular la pregunta. Y, justo después de poner ese tuit, he pensado que de verdad a veces creo que estoy loco, que me estoy volviendo loco. Por si alguien no sabía cuál era la respuesta, era ''por amor''. No al arte, al amor. Luego he escrito: Mi yo de antes me diría que no se cree las cosas que hago por amor.

Últimamente, no paro de pensar en finales, porque llegan, algún día llegan, todas las paredes tienen grietas, por microscópicas que sean. O, tal vez, sea por eso que leí de ''si conoces al amor de tu vida con veinte años, huye'' o, quizás, sea esa conducta masoquista y suicida en mi lado sentimental que me hace ser caótico y catastrófico. Pero siempre llega el sabor agridulce. 

Os juro que, si ahora hablo de amor, lo hago desde la experiencia, desde la realidad lúcida y lúdica del amor. Y os juro que lo que más odio del amor es que exista de verdad.

Pero si hay algo que amo y que odio a la vez con todas mis fuerzas a partes iguales sobre este sentimiento es el no saber si la reciprocidad es real o al menos del mismo tamaño. Quiero decir:

Si te quiero de esta forma, de una forma tan especial, tan extraordinariamente inhumana, tan fuera de lo común en lo que siento o he sentido. Si, de verdad, te juro, ahora mismo, que esto no lo voy a sentir por nadie más... Que este sentimiento es para ti, sólo para ti.

¿Cómo podría yo saber que de la misma forma yo lo soy para ti?

Y, es que, por mucho que me esfuerce, que te esfuerces, que nos esforcemos; no la hay.

Lo que más amo y odio con todas mis fuerzas iguales es justamente eso.

No saber con certeza si el sentimiento es mutuamente del mismo tamaño, más pequeño o más grande.
Eso es lo que odio.

Pero luego, tener la confianza suficiente como para saber que es así, que es el mismo. Que lo especial que eres para mí, lo soy para ti.
Tener la confianza en que te he marcado como una herida, como una canción, como una película de Xavier Dolan, como alguien que no para de acordarse de alguien.
Eso es lo que amo.

Y a ti, por supuesto.

De eso es lo que más tengo certeza ahora.

y  de que creo en ti por encima de mis posibilidades.