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viernes, 21 de agosto de 2015

La oscuridad.

Fuerzas que se escapan por los ojos y cuatro paredes que sostienen lo insostenible en un cielo que sigue haciendo pasar las nubes, un sol que sigue saliendo y escondiéndose. Fumo un cigarro mientras intento sostener lo que nadie más sostiene. Ante la inmensidad de lo diminuto se sobrepone lo diminuto de lo inmenso. Lo efímero se vuelve eterno esperándote. Aquí no hay por lo que sonreír. Son sólo excusas injustificadas para provocar pseudofelicidad que trastorna, que degenera en la depresión grotesca de la vida.
Si alguien se muere, no se va a parar el mundo, por muy importante que seas. Dios no escucha. Dios no madruga. Dios no ayuda. Dios no hace milagros. Dios no se apiada. Dios no existe. El arte no existe. El arte es circo.  El circo somos todos nosotros forzándonos a reír bajo una carpa que no nos deja ver la luz del Sol. El pan es sacrificio. Y el sacrificio es renunciar al circo. Renunciar al circo es no sonreír, aunque sea falsamente. No sonreír es no tener circo, pero pan. Renunciar a sonreír o a comer. 
Renunciar al pan o al circo.

Bebo, fumo, follo y, a veces, me drogo y dejo todo eso para otro momento.

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