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martes, 19 de mayo de 2015

La vida es feliz y triste.

Creo que ahora mismo no tengo nada que decirle al mundo después de haberte visto bailar en mis manos, de haberte visto reír a carcajadas y de haberte visto hacerme olvidar el mundo cuando follábamos. Es difícil que alguien te haga estar continuamente en ese casi mortal momento justo antes de correrse. No hay manera de escaparse del deshielo cuando me tocas. Hay un secreto en tus ojos que nadie entiende y tienes el punto débil de querer demasiado. Demasiado deprisa. De todas formas, no podría contar nuestra historia sin hablar de pecados, de canciones, de flores, de atracciones a las que nunca me subiría y de fantasmas. No podría explicarle a nadie cómo ríes cuando fumas y cómo lloras cuando menos lo espera el mundo. Madrid tiene el cielo más bonito del mundo y tú la forma más bonita de verlo, aunque sea lo único que te guste de esta acelerada ciudad. Le doy al pause. Rebobino. Apareces como un objetivo y has acabado siendo mi causa y mi fin. Solo quiero tus consecuencias. Aquí dentro solo hay una guerra entre lo que he sido y lo que seré. De todas formas, si alguna vez le hablase a alguien de ti, le contaría esa forma que tienes de dejarme el lado bueno de la cama, o como me agarras la pierna cuando viajamos en mi coche o todas las películas que no hemos visto. Tal vez les intentaría contar tu extraña visión del mundo, pero no lo entenderían. Les contaría que alguna vez dejamos de lado todas las puertas que habíamos abierto solos y que ahora me enseñas a abrir pomos que ni siquiera había visto. Que algunos de ellos conducen a algo, puede que sea algo feliz o triste.
Pero así es la vida, feliz y triste.

miércoles, 13 de mayo de 2015

Claramente.

En algún momento de la vida pensé que perderte sería un proceso progresivo en el que al final acabarías importándome lo mismo que me importa la vida de las moscas. Y que el tiempo acabaría curándolo todo. Pues bien, el tiempo ha hecho alguna de sus locuras y nos hemos perdido. Y hemos perdido una vida juntos. Y hemos echado la vista atrás y ya no nos acordamos de hacernos sonreír el uno al otro. Supongo que esto es un guión todavía sin terminar, una película dramática que todavía no ha acabado. Imagínate, qué mierda de realidad es esta sin el cine, sin perder horas frente a una pantalla haciéndonos fotos felices, mientras el resto del mundo nos critica. Supongo que por envidia. Imagínate un mundo en el que no me pidas pitis, o que te lleve en coche, o que te ayude con el dibujo. Imagínate una vida sin bajar a los perros juntos, sin escuchar Maldita Nerea y, joder, qué maldita es Nerea. Imagínate una vida sin gastarnos la paga en chupitos en el 9ºB y hacer 23 locuras en una noche. Imagínate no ser la envidia de  toda nuestra generación porque lo teníamos todo. Solo imagínate un poco más e imagínanos sin estudiar juntos, sin yo contarte por qué culo me jugaba el brazo y tú por quién morderías el agua. Imagínate que no nos encontramos y que no nos hacemos imprescindibles. Imagínate con quién robaría prendas caras en los grandes almacenes y con quién correría. Imagínate quién vendría a mi casa de madrugada a fumar. Imagínate con quién hubiese llorado porque en aquel viaje no me habían besado. Imagínate con quién iría al centro sólo para que la sociedad siguiese viendo que existíamos. Imagínate con quién me hubiese subido en un barco y con quién hubiese decidido mi futuro. Con quién hubiese bebido cubalitros hasta vomitar de felicidad y con quién hubiese hecho un microclima polar en su casa solo para hacernos fotos con las sudaderas que nos habíamos comprado nuevas. 
Imagínate que eso de que <<los que crecieron con el cine no soportan bien la realidad>> fuese cierto. 
Imagínate que si eso fuese cierto yo no podría soportar que todo lo que te he dicho que te imagines se haya convertido en realidad.
A veces pienso que de verdad somos retrasados. Pero nos queda la excusa del amor.