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lunes, 13 de agosto de 2012

Tus promesas valen lo mismo que tú. Nada.

Un 'que te jodan' en el momento oportuno. No un 'hasta luego', no. No te confundas. Esto es un 'adiós' en toda regla, de los pies a la cabeza. Solo quiero echarte de menos una vez. No más. Solo quiero hundirme con el Titanic una vez. Y luego salir a flote aunque haga frío. Solo una puta vez eso de que las canciones me sepan a recuerdos. Solo una puta vez eso de que el humo de los cigarros escriban tu nombre. Yo solo muerdo el agua por ti una vez, que eso hace un daño de la hostia. Yo solo me disfrazo de ti una vez, y si tú te disfrazas de mí. Acuérdate de eso que decíamos que si queríamos, parábamos los relojes de todo el mundo y a la mierda los problemas. Acuérdate de cómo mi cama no sabía dormirme sin ti. Acuérdate de todas las promesas que nos hicimos en las servilletas de aquel bar que nos daba tequila del malo. 

''Promete que no me fallarás, que me follarás, que me brillarás, que me chillarás entre las sábanas. Promete que este 'siempre' escrito con promesas y subrayado con besos no se borrará ni con el típex del tiempo. Si me subes al cielo, no me bajes, no me tires nunca, que la hostia puede ser mortal. Promete que los 'te quiero' serán conjugados siempre en la primera persona del plural. Promete que cuando hables de mí, hables de nosotros. Promete que las promesas se crean, no se destruyen y tampoco se transforman.''
Y míranos, parece que ya no te acuerdes de cada una de estas letras escritas con nuestra tinta, con tu puño y con mis ganas. Parece que has prendido fuego a tus servilletas con ese tequila del malo y con las colillas de lo nuestro. Parece que la música ya ni te hable de mí ni de nosotros. Bueno, pues acuérdate, que yo no desafío la teoría de la energía de Einstein para que ahora vengas tú y me digas que las promesas también entran en el campo de la Física. Que las promesas sí que se destruyen y que también se transforman. Vale, pues quédate con mis ganas de 'nosotros'. Quédate con esa primera persona del plural, con ese 'siempre'. Quédate con las servilletas si quieres, y quémalas, que para olvidar el fuego va de puta madre. Pero, escucha, cuando te vayas, no te olvides de cerrar la puerta y de llevarte tu pedazo roto de mí, que ya no lo quiero. Y, acuérdate también de que esto es un 'que te jodan' en el momento oportuno, de que es un 'adiós' y no un 'hasta luego'.

QUE TENGÁIS SUERTE TÚ Y TUS PROMESAS DE MIERDA.

Mientras, la música me cicatriza, me limpia las heridas y ya vendrá alguien que me quite los puntos de sutura (del corazón).

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