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miércoles, 12 de junio de 2013

Y otra vez tu sonrisa jodiéndome los planes.

Oigo el ruido de tu coche y bajo a tu portal. Te digo 'adiós'. Y ya nunca más vuelve a sonar nuestra canción. Ni siquiera se cuela un día de lluvia en la lista de antiguos éxitos de la radio. Y para éxito nuestra despedida. Nos sacrificamos por nuestras heridas. Diciembre, el frío y el invierno eran preciosos cuando llegabas. Y qué bonito era verte marchar. Y el verano sin ti era polar.


Luego subo y apago la vela que esperaba iluminarnos. Y la cena para dos se queda a oscuras y se acaba enfriando. Y el tocadiscos se queda atascado en nuestra canción, que no quiere sonar.



Y, perdóname, si espero escuchar tu voz cada vez que vuelvo a oír un coche acercarse. Siempre muero de sobredosis de emociones que incluyen echarte de menos y mirarme al espejo sin encontrarte al lado. Mi cama se ha convertido en un cementerio de un idiota que creyó en el amor. Y ahora solo quedan huesos. Y polvo. Que para polvos los que echamos sin saber que nos convertiríamos en lo mismo que estábamos haciendo. Cómo una palabra puede significar lo mejor y lo peor de la vida... Polvo: sexo y muerte.



Me acuerdo de nuestro banco en el parque, de nuestro sitio en aquel bar de la esquina. De nuestros domingos que disfrazábamos de sábados. De nuestra canción sonando a todas horas en la radio. Y tú cuando la ponías a tope en el coche. Me acuerdo de un día que salió gris y nosotros fuimos a joderle los planes a la lluvia. ''Vamos a salpicar al mundo'' dijiste. Me acuerdo de todas tus maneras de enredarte entre las cuerdas de mi guitarra o cómo tu voz sonaba mejor que el fa sostenido menor de mi piano. Me acuerdo de cómo te dejabas llevar, y empezabas a ser poesía escondida en una cama. Me acuerdo del olor de tu pelo por la mañana. De cómo dibujabas en el vaho del cristal de la ducha y cómo volabas por la ventana los lunes por la mañana diciendo que hoy era el mejor día de la semana porque significaba que habíamos sobrevivido otra. Me acuerdo del fotomatón que nos vio besarnos y hacer los idiotas sacándole la lengua a la pequeña cámara. Me acuerdo de tu número de teléfono y de aquel lunar debajo de tu ombligo. Y de aquel sitio secreto de tu cuerpo que te hacía reír como nadie. Me acuerdo de tu forma de buscarme las cosquillas sabiendo que no tenía y que pocas cosas me hacían morir de la risa. Y que tú eras una de ellas.


¿Te acuerdas cuando me decías que ibas a estar siempre a mi lado?


Mentías.

6 comentarios:

  1. Me encanta como escribes , de verdad vales mucho chico

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  2. "Que para polvos los que echamos sin saber que nos convertiríamos en lo mismo que estábamos haciendo. Cómo una palabra puede significar lo mejor y lo peor de la vida... Polvo: sexo y muerte." BRUTAL

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  3. Creo que deberías saber que he visto una entrada tuya en otro blog, no se si habrá sido con tu consentimiento (o tal vez no) pero como yo me he llevado la sorpresa de encontrar varias entradas mías sin ni siquiera saberlo pues te aviso. No tenía otra manera para avisarte así que espero que leas esto, la entrada está aquí: http://elcieloesparanosotros.blogspot.com.es/search?updated-max=2013-03-24T15:34:00-07:00&max-results=7&start=7&by-date=false (al parecer también tiene tu mismo nombre), un beso.

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  4. Me encantaría llegar un día a escribir como tú, en serio transmites tanto en sólo unas cuantas líneas que lo demás sobra. Un abrazo.

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  5. Es increíble como una persona puedo sumergirse dentro de estas líneas, chaval, que grande eres, has hecho como una persona pueda identificarse dentro de las palabras tan elegantes, brutales e indescriptibles que dejas aquí. Es lo tuyo, un abrazo.

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