Seguidores

Vistas de página en total

jueves, 20 de marzo de 2014

Magia.

No.
Sinceramente no creo
que haya que hablar de magia
cuando miras.
Ni creo que haya que hablar
de lugares cuando miras
a otro lado.
Te abres en canal cuando
estiras el tiempo hablando
entre consonantes
que suenan a vocales
en tu boca.
Y tu pequeña bailarina
gira en tu caja de música
al revés.
Y no entiendes por qué.
Pero no para de sonar.
Estúpida, arrogante,
no para de marearse
buscando un ángulo
en el que pararse.
Intentando encontrar
dónde mirar,
para quedarse quieta,
inmóvil, perpleja,
contemplando el silencio
que supone pararse
y la expectación que consigue
su estatismo,
que ya ha retorcido su corazón
con todo ese giro,
a punto de explotar
en mil notas de nuevo.
Creo que hay que hablar de magia
cuando la bailarina consigue pararse
por un momento que es eterno
esperando, extasiada,
mirando a nada y a todo,
a que alguien llegue
con la fragilidad de unos dedos
y le haga bailar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario